jueves, 23 de julio de 2015

Tras la tormenta, llega la calma

Por fin su mente descansaba en paz. Acarreaba más de un millón de historias acabadas en la espalda, esperando poder olvidarlas algún día.

Aunque no era capaz de dormir tranquila por las noches, sabía que las pesadillas no eran más que sueños que nunca volverían a ser reales. Todo había terminado, y ahora podría disfrutar de lo que nunca pudo.

Podría dedicarse a dar simples paseos por la ciudad sin miedo a que le atropellaran, podría salir sin miedo a que nadie intentase atacarla. Era libre por tiempo indefinido.

Había luchado contra sus peores fantasmas y había logrado vencer. Ya no dejaba que la vida la atormentase con sus insulsas idas y venidas, ahora era ella con su personalidad arrolladora, marcando cada paso que daba hacia delante.

Tenía su destino preparado. Había decido reconquistarse a sí misma. Empezaría por el interior, y poco a poco su amor incondicional hacia la vida iría aflorando.

Estaba convencida de que con unos pequeños cambios en su día a día y un giro general en su actitud, podría llegar a ser la persona que siempre quiso, podría llegar a hacer lo mismo que cualquier otra persona.

Notaba como su vientre abultado le daba patadas. Le dolía pensar en tener que explicarle algún día todo lo que había sucedido, el verdadero calvario que había pasado su madre en vida. En el fondo era consciente de que nunca podría contarle toda la verdad, correría el riesgo de que la odiase y eso nunca se lo podría permitir.

Ella era lo que realmente le había hecho tomar esta decisión. Primero fue la decisión unitaria de marcharse, pero él nunca lo permitió. Pero cuando se enteró de su embarazo, un instinto de protección nació en su interior.

Creía que lo amaba más que a nada en el mundo, sin embargo cuando notó la primera patada, se dio cuenta de lo que realmente era querer. Se dio cuenta que nunca le había amado, que era simple dependencia. Se dio cuenta de que tenía que salir de allí como fuera.

Ese fue el comienzo de su cambio. Fue formando su propia estrategia hasta que día tras día, análisis tras análisis, se dio cuenta de en qué momento y de qué manera podía escapar.

Fue una lástima que lo despidieran del trabajo. Sino, nunca la hubiera pillado esperando el ascensor con aquella maleta. La caída por la escalera fue el signo que alertó a todos los vecinos, afotunadamente su esperanza y su energía para seguir viviendo, seguía latiendo en su interior.

Él nunca supo realmente que ella estaba embarazada. En la casa de acogida empezó todo a mejorar. Pero esa noche cuando le pusieron un piso para ella sola, supo que iba a ir a buscarla. Decían que estaba protegida, pero ella se sentía indefensa. Por ello se guardó el cuchillo en el cajón de la mesita.

Cuando el apareció junto a su cama, un grito desgarrador sonó en aquella casa.

Ahora ella puede descansar tranquila. Mañana se encargará de recoger el cadáver. La bestia duerme en un profundo sueño para siempre. 

2 comentarios:

  1. Muy bueno el relato, me encantó. Sentí todas las emociones que describiste. Espero sigas escribiendo! Saludos!

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    1. Si por supuesto seguiré escribiendo, y yo espero que tu sigas leyendo y comentando como hasta ahora, que me das muchos ánimos y alegrías con tus comentarios 😳

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