Mis arrugas empiezan a aparecer
en la piel, ante mí, todo lo que ha pasado desde que te conocí parece un
susurro que se lleva el viento. No me siento a gusto con esta historia de dos.
Mis pómulos decaen ante la adversidad de mi rostro.
He desperdiciado toda mi
juventud, como una fuente seca que aclama ser bebida. Quiero volver al pasado,
volver a desparecer entre las hojas marchitas de la pasión de nuestras sábanas,
cuando la madrugada era el margen que predecía la hora de volver. Quiero volver
a sentirme amada, quiero volver a sentirme deseada, quiero volver a sentirme
traicionada, quiero volver a sentir.
Cuando me miro en los cristales
ya no me reconozco, no soy aquella niña feliz que corría por la granja, ahora
solo soy una triste anciana con la cara marchitada. Como una abeja que se lleva
el polen de una margarita, tú me quitaste lo único que me hacía sentirme viva.
¿Dónde están aquellas tardes en
los que los paseos eran interminables? Miro hacia atrás y no logro verlas.
Recuerdo cuando las noches eran los
días y los días servían como almohadas de sueños, recuerdo cuando el viento
chocó por primera vez contra mi pelo, recuerdo cuando el néctar de tu voz dio
contra mi ventana por primera vez, recuerdo como comenzó esta triste historia
de dos, recuerdo, recuerdo,… solamente puedo recordar.
Nos conocimos de la peor manera
posible, una noche de hospital donde el hígado me aviso de que estabas a mi
lado, de que no debía beber más, de que mi juventud se había acabado.
Ahora vivo para complacerte,
mirando las horas ante el televisor, ahora vivo contigo y con mi amiga soledad,
ahora solo estás tu para escuchar mis últimos suspiros, donde sólo llegan los
recuerdos, donde se juntan con el olvido.
Ahora, querido tiempo, déjame
descansar, ya he vivido demasiado, después de quitarme media vida, llévame en
tus brazos en paz.
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